2020-07-07

ESTUDIANTES | Joaquín Zuñiga publica reportaje en El Desconcierto

Joaquín Zúñiga, estudiante de 3° año de Periodismo, publicó reportaje en El Desconcierto, desarrollado en el marco del curso de Reportajes y Perfiles, dictado por el profesor Juan Cristóbal Peña.

Cadena de errores: La falta de protocolos médicos tras la muerte de Roberto Aránguiz por COVID-19

Joaquín Zúñiga / Publicado: 24.06.2020

Aránguiz falleció solo en su casa, tras un serie de eventuales negligencias que, de evitarse, pudieron haber prolongado su vida. Su caso provocó impacto público y matinales y diarios recogieron el hecho, pues el hombre de 64 años murió sin saber que padecía COVID-19. Más de ocho horas tuvieron que esperar sus familiares para retirar el cuerpo y su velorio fue autorizado solo por 15 minutos. Las faltas de protocolo antes y después de su muerte, asegura la familia, empeoraron la lamentable situación que aún no pueden asimilar por completo. La que sigue, es la reconstrucción de sus últimos días, junto con una descripción de cómo operaron los servicios públicos en su caso.

La mañana del viernes 8 de mayo, la familia de Roberto Aránguiz comenzó a sospechar que algo andaba mal con él. Roberto vivía con su madre en la comuna de La Florida, y ella llevaba una semana hospitalizada por COVID-19. Sus familiares creían que él también estaba contagiado, pero aún no recibían los resultados del examen. Rodrigo y Bexi, sus sobrinos, le escribieron y llamaron varias veces durante esa mañana, pero su tío no respondía. Omar, el hermano de Roberto, fue a su casa en la mañana. Tocó el timbre más de una vez y se cansó de esperar que su hermano saliera. Supuso que estaba durmiendo. Decidió ir a comprar a una carnicería cercana, y les avisó a Rodrigo y Bexi, sus hijos, que luego iría nuevamente donde Roberto. Ellos se ofrecieron a hacerlo por él. Se juntaron en la carnicería, tomaron las llaves y se dirigieron en auto a la casa de su tío ‘Bobby’, como le decían de cariño. En el camino hablaban de que lo retarían por no contestar el teléfono. Sospechaban que no quería hacerlo porque no le gustaban los doctores.

Foto cedida por la familia de Roberto Aránguiz.

La mañana del viernes 8 de mayo, la familia de Roberto Aránguiz comenzó a sospechar que algo andaba mal con él. Roberto vivía con su madre en la comuna de La Florida, y ella llevaba una semana hospitalizada por COVID-19. Sus familiares creían que él también estaba contagiado, pero aún no recibían los resultados del examen. Rodrigo y Bexi, sus sobrinos, le escribieron y llamaron varias veces durante esa mañana, pero su tío no respondía. Omar, el hermano de Roberto, fue a su casa en la mañana. Tocó el timbre más de una vez y se cansó de esperar que su hermano saliera. Supuso que estaba durmiendo. Decidió ir a comprar a una carnicería cercana, y les avisó a Rodrigo y Bexi, sus hijos, que luego iría nuevamente donde Roberto. Ellos se ofrecieron a hacerlo por él. Se juntaron en la carnicería, tomaron las llaves y se dirigieron en auto a la casa de su tío ‘Bobby’, como le decían de cariño. En el camino hablaban de que lo retarían por no contestar el teléfono. Sospechaban que no quería hacerlo porque no le gustaban los doctores.

“No quería internarse y dejar solo a su gato ‘Simón’”, recuerda Bexi. Una vez en la casa tocaron el timbre y golpetearon la reja. Nadie salió. Solo tenían llaves del portón, y decidieron abrirlo. La ventana de la pieza de Roberto da hacia el patio delantero de la casa, por el costado. Luego de golpear la ventana, Rodrigo la forzó para abrirla. Corrieron las cortinas y pudieron ver a su tío recostado sobre la cama. “¡Tío Bobby!”, le gritaron varias veces, pero no reaccionaba. Con el palo de una escoba Rodrigo empezó a mover la cama y los pies de Roberto. “Fue una reacción inconsciente dentro de toda la desesperación. Era muy evidente que ya había fallecido”, recuerda.

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* Este reportaje fue realizado en el curso de Reportajes y Perfiles de la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado.

** Las imágenes de este reportaje fueron cedidas por la familia de Roberto Aránguiz, quienes autorizan su difusión.