2023-03-27

Patricia Rivera, académica de Periodismo UAH: Cuando una mujer ha obtenido su fama por exponer su cuerpo de manera sensual, queda –entre comillas– marcada. El mundo cree que tiene un derecho sobre ella

Revisitar la historia de mujeres mediáticas: una oportunidad para reflexionar sobre nuestros prejuicios Fuente: La Tercera  “Mi vida. Mil imperfecciones. Un millón de percepciones erróneas. Malvada, salvaje y pérdida. Nada que demostrar. Solo puedo sorprenderte. No soy una …

Revisitar la historia de mujeres mediáticas: una oportunidad para reflexionar sobre nuestros prejuicios

Fuente: La Tercera 

“Mi vida. Mil imperfecciones. Un millón de percepciones erróneas. Malvada, salvaje y pérdida. Nada que demostrar. Solo puedo sorprenderte. No soy una víctima, sino una sobreviviente. Y estoy viva para contar la historia real”. Estas palabras son de Pamela Anderson, la actriz, modelo e ícono mundial que por muchos años fue sinónimo de sensualidad y exuberancia, de trajes de baño rojos y Baywatch, la serie de los salvavidas californianos que en los 90 la lanzó a la fama. La actriz publicó este texto a principios de marzo, días antes de que Netflix estrenara un documental sobre su vida, Pamela Anderson, una historia de amor, que llegó con un objetivo claro: “Quiero tomar el control de la narrativa por primera vez”, dijo la actriz y activista en el tráiler.

Con poco maquillaje y su característica melena rubia suelta, Anderson repasa su vida. Desde su infancia, donde fue víctima de abuso, sus inicios en Playboy, su carrera en la televisión y el sonado escándalo del video sexual que le fue robado –y luego difundido–en la casa que compartía en 1996 con su entonces pareja, el rockero Tommy Lee. Esta vez la activista por los animales cuenta la historia con sus propios términos.

El documental se une a una serie de producciones que buscan revisitar las historias y los relatos de mujeres mediáticas y que bajo una nueva óptica, entregan una visión con mayor perspectiva de género a episodios que colmaron titulares y provocaron un duro escrutinio público. En esta lista pueden incluirse series guionizadas como “The Crown”, “Pam & Tommy” (que no contó con la participación de Anderson), “Impeachment: American Crime Story”, películas como “Spencer” y documentales: “Allen contra Farrow”, “Framing Britney Spears”, “Lorena” (sobre la historia de Lorena Bobbit), entre muchos otros.

Esta tendencia es parte de la ola actual de feminismo con la que se busca mirar hacia el pasado y reevaluar tratos injustos o situaciones históricas bajo un nuevo prisma, dice Isabel Plant, periodista especializada en Televisión, Cine y Cultura. “Esta revisión de la historia ha pasado en todas las olas de feminismo. En ese sentido, la cultura pop de los 90 tenía machismos incorporados que en ese momento parecían normales o que no sobresaltaban a buena parte de la población, aunque sí hubo algunas que levantaron la voz. Hoy, estas situaciones se ven como algo completamente fuera de lugar”, dice.

En un artículo del The New York Times, la socióloga Carolyn Chernoff explicó que el escrutinio mediático hacia las mujeres pareció empeorar en la década de 1980 como una posible reacción al avance del feminismo. “Cada vez hay más mujeres en el mundo laboral, con más poder y en puestos de poder”, lo que provocó una especie de persecución mediática hacia cualquier mujer que fuera percibida como demasiado poderosa, famosa o expuesta. Para Plant, las mujeres de la cultura pop de esa época eran “exigidas, explotadas y encasilladas”, algo que no sucedía de la misma forma con los hombres.

En ese sentido, la académica, periodista de cultura y editora de CineChile, Antonella Estévez, asegura que vivimos un momento interesante en cuanto a construcción de relatos, muy importante a la hora de perpetuar o deshacer estereotipos de género.

“Los medios audiovisuales han sido fundamentales para la construcción de imaginarios sociales y para establecer ideales, estándares de lo que supone ser hombre, de lo que se supone es ser mujer, una buena casa, una buena familia, el éxito. Estos imaginarios sociales no son inocuos, son modelos y metas con los que medimos nuestra vida cotidiana”, explica. Para Estévez es especialmente interesante el relato que se puede construir sobre personajes que están basados en historias reales. “Ya había un imaginario respecto a Lady Di, Monica Lewinsky o Pamela Anderson. Ese imaginario puede hoy día, a través de estas series, ser refrendado, puede ser destruido y puesto en cuestión. La posibilidad que tienen estas historias de ser recontadas e incluso el relato imaginario de ficción que se instala hoy día puede quedar de manera mucho más poderosa en la retina que el relato mediático del momento”, explica.

Sex tapes y política

El documental de Anderson destaca varios episodios de su vida que son dignos de analizar bajo una nueva lupa que podría romper con muchos de los juicios que la actriz recibió en su momento.

Uno de ellos es el bullado caso de lo que se considera el primer sex tape que se viralizó en Internet. En 1996, Anderson y su pareja sufrieron el robo de una caja fuerte en su casa que contenía una cinta de video en la que, entre otras escenas familiares, la pareja se había grabado manteniendo relaciones sexuales.

A ese descubrimiento les siguió una verdadera pesadilla. El video llegó a las distribuidoras de la industria pornográfica y fue subido a Internet. Muchos lucraron con la cinta de 54 minutos, ellos no recibieron un dólar. La pareja interpuso varias denuncias que no llegaron a nada, no hubo culpables ni compensaciones. Por cansancio, Anderson y Lee terminaron cediendo los derechos del video, se retiraron de los tribunales.

En su documental, Anderson asegura que este fue uno de los momentos más bajos de su vida y que ninguno de los esfuerzos que realizó para hacerle entender a la justicia que fueron víctimas de distintos delitos llegaron a puerto. La actriz –y no su marido– fue llamada a declarar ante un grupo de jueces que por alguna razón emitieron parte del video en la corte. Le preguntaron a qué edad se había fotografiado por primera vez desnuda. Detalles de su vida sexual.

Anderson considera que ese momento fue el principio del fin de su carrera. Para Lee, solo fue un hito, un escándalo sexual que no afectó su imagen de rockstar. ”Fueron víctimas de un delito, les robaron algo íntimo y después el mundo completo festinó con eso. Nadie pareció escandalizarse con que eso fuera público”, cuenta Plant.

Para la académica del Departamento de Periodismo UAH y miembro de Redperiofem, Patricia Rivera, la manera en que las mujeres usualmente eran retratadas en los años 1980 y 1990 tiene que ver con una mirada masculina imperante en la industria. La llamada male gaze, aún presente en muchos aspectos de la sociedad, es una forma sexualizada de retratar a las mujeres en donde se les representa como un objeto.

“Cuando una mujer ha obtenido su fama por exponer su cuerpo de manera sensual, queda –entre comillas– marcada. El mundo cree que tiene un derecho sobre ella, y que ella no tiene valor porque se ha expuesto y todos pueden preguntar sobre su vida sexual y su existencia. Es feroz lo que se vive en esas instancias, que por haber tenido esa fama no se puede acceder a la justicia, no se sienten con un derecho que es fundamental para las personas”, dice Rivera.

Continúa leyendo aquí